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75 La insulsa realidad, otra magia

La insulsa realidad es el nombre con el que se refiere el autor, LC, a lo que nos queda tras la lectura de Alicia. Pero esa insulsa realidad, tras esta lectura puede volver a ser mágica si la miramos con los ojos curiosos de quienes desean ser felices en cada momento y descubrimos el milagro que reside en cada instante de nuestra vida.  Todo es muy bonito si queremos verlo así.  Alicia nos ha ofrecido optimismo y creatividad sin límites. Veamos las cosas con sorpresa. Observemos la maravilla de todos los detalles de la vida que fluye sin descanso a nuestro alrededor.

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Leamos:

Pero sabía que le bastaba -volver a abrir los ojos para encontrarse de golpe en la aburrida realidad.
La hierba sería sólo agitada por el viento, y el chapoteo del estanque se debería al temblor de las cañas que crecían en él. El tintineo de las tazas de té se transformaría en el resonar de unos cencerros, y la penetrante voz de la Reina en los gritos de un pastor. Y los estornudos del bebé, los graznidos del Grifo, y todos los otros ruidos misteriosos, se transformarían (ella lo sabía) en el confuso rumor que llegaba desde una granja vecina, mientras el lejano balar de los rebaños sustituía los sollozos de la Falsa Tortuga.

Escribamos detalladamente, describamos, esa aburrida e insulsa realidad con la magia que nos queda de nuestra vida con Alicia. Abrimos los ojos y miramos a nuestro alrededor y todo se hace mágico. Por muy normal y corriente que sea nosotros lo vemos mágico. ¿O no?

Por supuesto, puedes hacerte un selfy junto a esa realidad de la que nos hablas. Eso sería ya lo más de lo más.

74 Ha sido un sueño extraño y contagioso

Ya finalizando la historia, Alicia reconoce que ha sido, todo, un sueño extraño. Un sueño de los que no se tienen todos los días. Un sueño que deja recuerdo, no como la mayoría de sueños que cuando despiertas ya no te acuerdas de lo que has soñado. Este de Alicia ha dejado huella, ha dejado todo un libro de aventuras fantásticas.

Cuando Alicia le explica a su hermana su sueño, ésta se contagia y tiene ella también su propio sueño de aventuras. Y tú que también te has enterado de las extrañas situaciones que ha vivido Alicia caes en la misma trampa: Tienes un gran sueño extraño cargado de pequeñas aventuras fantásticas.

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La baraja se elevó por los aires y se precipitó en picado contra ella. Alicia dio un pequeño grito, mitad de miedo y mitad de enfado, e intentó sacárselos de encima…
Y se encontró tumbada en la ribera, con la cabeza apoyada en la falda de su hermana, que le estaba quitando cariñosamente de la cara unas hojas secas que habían caído desde los árboles.
—¡Despierta ya, Alicia! —le dijo su hermana—. ¡Cuánto rato has dormido!
—¡Oh, he tenido un sueño tan extraño!
—dijo Alicia.
Y le contó a su hermana, tan bien como sus recuerdos lo permitían, todas las sorprendentes aventuras que hemos estado leyendo. Y, cuando hubo terminado, su hermana le dio un beso y le dijo: realmente, ha sido un sueño extraño, cariño. Pero ahora corre a merendar. Se está haciendo tarde.

Así pues, Alicia se levantó y se alejó corriendo de allí, y mientras corría no dejó de pensar en el maravilloso sueño que había tenido.
Pero su hermana siguió sentada allí, tal como Alicia la había dejado, la cabeza apoyada en una mano, viendo cómo se ponía el sol y pensando en la pequeña Alicia y en sus maravillosas aventuras. Hasta que también ella empezó a soñar a su vez, y éste fue su sueño: (tu sueño)

Te quedas, así, quieto, o quieta, con la cabeza apoyada en tu mano izquierda, pensativo, pensativa, y con tu mano derecha, (o al revés) vas escribiendo, escribiendo, escribiendo, …

 

73 Las ironías de la reina y las tuyas

Todos sabemos que hay veces que decimos alguna ironía, que mentimos sin intención de engañar. Es un truco que tenemos para hacernos más expresivos.  Si les dices a los amigos que te has pasado toda la tarde haciendo trabajos y más trabajos del colegio y que te lo has pasado muy bien no les estarás engañando porque ellos te haan entendido perfectamente. Saben que no has dado ni golpe. Aunque no lo has dicho ellos lo han entendido así. Por el tono, por tu cara, porque te conocen, por mil detalles.

Y el Rey que conoce muy bien a la Reina le dice:

¿Tú nunca tienes ataques, verdad, querida? —le dijo a la Reina.
—¡Nunca! —rugió la Reina furiosa, arrojando un tintero contra la pobre Lagartija.

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Está furiosa pero es capaz de decir «nunca».

A ver que ironías se te ocurren ahora que ya casi hemos acabado el libro de Alicia. Te ha podido gustar mucho, o poco pero nos tienes que dar tu opinión con una fina ironía. No insisto más. Como ya sé que no eres capaz de hacerlo …

72 Todo está muy claro para el rey

No dice exactamente que todo esté muy claro. El rey usa otro tipo de expresiones. Nosotros también seríamos capaces de usar otro tipo de frases. Pero de lo que se trata es de que dejemos claro que todo está muy claro.

Dicen en Alicia:

—¡Ésta es la prueba más importante que hemos obtenido hasta ahora! —dijo el Rey, frotándose las manos—. Así pues, que el jurado proceda a…


—Si el poema no tiene sentido —dijo el Rey—, eso nos evitará muchas complicaciones, porque no tendremos que buscárselo. Y, sin embargo —siguió, apoyando el papel sobre sus rodillas y mirándolo con ojos entornados—, me parece que yo veo algún significado


—Hasta aquí todo encaja —observó el Rey, y siguió murmurando para sí mientras examinaba los versos—: Bien sabemos que es verdad


—¡Es un juego de palabras! —tuvo que explicar el Rey con acritud.

Si tú también lo ves claro puedes hacer de rey y decir tu frase o tus frases que lo demuestren. Puedes decir:

Todo está muy claro, cualquiera se puede dar cuenta de lo que ha pasado, no hay ninguna duda de que ha sido un malentendido, etc

¿Qué dices tú?

71 Ni pies ni cabeza, ¿tú lo entiendes?

Eso es lo que dice Alicia, quizás sobre ella misma que en esos momentos no ha parado de crecer. O quizás se refiere al largo párrafo rimado que acaba de soltar el Conejo Blanco.  La cuestión es qué entiendes tú.

Se hizo un silencio de muerte en la sala, mientras el Conejo Blanco leía los siguientes versos:

Dijeron que fuiste a verla
y que a él le hablaste de mí:
ella aprobó mi carácter
y yo a nadar no aprendí.

Él dijo que yo no era
(bien sabemos que es verdad):
pero si ella insistiera
¿qué te podría pasar?

Yo di una, ellos dos,
tú nos diste tres o más,
todas volvieron a ti, y eran
mías tiempo atrás.

Si ella o yo tal vez nos vemos
mezclados en este lío,
él espera tú los libres
y sean como al principio.

Me parece que tú fuiste
(antes del ataque de ella),
entre él, y yo y aquello
un motivo de querella.

No dejes que él sepa nunca
que ella los quería más,
pues debe ser un secreto
y entre tú y yo ha de quedar.

—¡Ésta es la prueba más importante que hemos obtenido hasta ahora! —dijo el Rey, frotándose las manos—. Así pues, que el jurado proceda a…
—Si alguno de vosotros es capaz de explicarme este galimatías —dijo Alicia (había crecido tanto en los últimos minutos que no le daba ningún miedo interrumpir al Rey)—, le doy seis peniques.
Yo estoy convencida de que estos versos no tienen pies ni cabeza.

Y hasta un euro podríamos pagar a quién mejor lo haya entendido, a quien le encuentre los pies y hasta la cabeza a este poema lleno de acertijos y juegos de palabras. Que si tú, que si él que si yo, …

Va lee y explica. Al rey parece que los versos le han convencido y que algo ha entendido …

70 Regla número 42

Ya estamos en el último capítulo y Alicia tiene que dar su testimonio. En plena declaración de Alicia el rey apela a la regla 42 que como verás lo que quiere decir es que cualquier cosa vale siempre que sea imaginativa. Lo que más importa es la creatividad y la imaginación. ¿Estás de acuerdo?

Pasa esto:

En este momento el Rey, que había estado muy ocupado escribiendo algo en su libreta de notas, gritó: «¡Silencio!», y leyó en su libreta:
—Artículo Cuarenta y Dos.
Toda persona que mida más de un kilómetro tendrá que abandonar la sala.
Todos miraron a Alicia.
—Yo no mido un kilómetro —protestó Alicia.
—Sí lo mides —dijo el Rey.
—Mides casi dos kilómetros añadió la Reina.

Inventa tu regla 42. Puedes empezar como el mismísimo rey: «Toda persona que …» Las mejores reglas tendrán mejores premios. Y si no estás de aceurdo te aplicaremos la regla 42.