Ya finalizando la historia, Alicia reconoce que ha sido, todo, un sueño extraño. Un sueño de los que no se tienen todos los días. Un sueño que deja recuerdo, no como la mayoría de sueños que cuando despiertas ya no te acuerdas de lo que has soñado. Este de Alicia ha dejado huella, ha dejado todo un libro de aventuras fantásticas.
Cuando Alicia le explica a su hermana su sueño, ésta se contagia y tiene ella también su propio sueño de aventuras. Y tú que también te has enterado de las extrañas situaciones que ha vivido Alicia caes en la misma trampa: Tienes un gran sueño extraño cargado de pequeñas aventuras fantásticas.
La baraja se elevó por los aires y se precipitó en picado contra ella. Alicia dio un pequeño grito, mitad de miedo y mitad de enfado, e intentó sacárselos de encima…
Y se encontró tumbada en la ribera, con la cabeza apoyada en la falda de su hermana, que le estaba quitando cariñosamente de la cara unas hojas secas que habían caído desde los árboles.
—¡Despierta ya, Alicia! —le dijo su hermana—. ¡Cuánto rato has dormido!
—¡Oh, he tenido un sueño tan extraño!
—dijo Alicia.
Y le contó a su hermana, tan bien como sus recuerdos lo permitían, todas las sorprendentes aventuras que hemos estado leyendo. Y, cuando hubo terminado, su hermana le dio un beso y le dijo: realmente, ha sido un sueño extraño, cariño. Pero ahora corre a merendar. Se está haciendo tarde.Así pues, Alicia se levantó y se alejó corriendo de allí, y mientras corría no dejó de pensar en el maravilloso sueño que había tenido.
Pero su hermana siguió sentada allí, tal como Alicia la había dejado, la cabeza apoyada en una mano, viendo cómo se ponía el sol y pensando en la pequeña Alicia y en sus maravillosas aventuras. Hasta que también ella empezó a soñar a su vez, y éste fue su sueño: (tu sueño)
Te quedas, así, quieto, o quieta, con la cabeza apoyada en tu mano izquierda, pensativo, pensativa, y con tu mano derecha, (o al revés) vas escribiendo, escribiendo, escribiendo, …