Todos sabemos que hay veces que decimos alguna ironía, que mentimos sin intención de engañar. Es un truco que tenemos para hacernos más expresivos. Si les dices a los amigos que te has pasado toda la tarde haciendo trabajos y más trabajos del colegio y que te lo has pasado muy bien no les estarás engañando porque ellos te haan entendido perfectamente. Saben que no has dado ni golpe. Aunque no lo has dicho ellos lo han entendido así. Por el tono, por tu cara, porque te conocen, por mil detalles.
Y el Rey que conoce muy bien a la Reina le dice:
¿Tú nunca tienes ataques, verdad, querida? —le dijo a la Reina.
—¡Nunca! —rugió la Reina furiosa, arrojando un tintero contra la pobre Lagartija.
Está furiosa pero es capaz de decir «nunca».
A ver que ironías se te ocurren ahora que ya casi hemos acabado el libro de Alicia. Te ha podido gustar mucho, o poco pero nos tienes que dar tu opinión con una fina ironía. No insisto más. Como ya sé que no eres capaz de hacerlo …