71 Ni pies ni cabeza, ¿tú lo entiendes?

Eso es lo que dice Alicia, quizás sobre ella misma que en esos momentos no ha parado de crecer. O quizás se refiere al largo párrafo rimado que acaba de soltar el Conejo Blanco.  La cuestión es qué entiendes tú.

Se hizo un silencio de muerte en la sala, mientras el Conejo Blanco leía los siguientes versos:

Dijeron que fuiste a verla
y que a él le hablaste de mí:
ella aprobó mi carácter
y yo a nadar no aprendí.

Él dijo que yo no era
(bien sabemos que es verdad):
pero si ella insistiera
¿qué te podría pasar?

Yo di una, ellos dos,
tú nos diste tres o más,
todas volvieron a ti, y eran
mías tiempo atrás.

Si ella o yo tal vez nos vemos
mezclados en este lío,
él espera tú los libres
y sean como al principio.

Me parece que tú fuiste
(antes del ataque de ella),
entre él, y yo y aquello
un motivo de querella.

No dejes que él sepa nunca
que ella los quería más,
pues debe ser un secreto
y entre tú y yo ha de quedar.

—¡Ésta es la prueba más importante que hemos obtenido hasta ahora! —dijo el Rey, frotándose las manos—. Así pues, que el jurado proceda a…
—Si alguno de vosotros es capaz de explicarme este galimatías —dijo Alicia (había crecido tanto en los últimos minutos que no le daba ningún miedo interrumpir al Rey)—, le doy seis peniques.
Yo estoy convencida de que estos versos no tienen pies ni cabeza.

Y hasta un euro podríamos pagar a quién mejor lo haya entendido, a quien le encuentre los pies y hasta la cabeza a este poema lleno de acertijos y juegos de palabras. Que si tú, que si él que si yo, …

Va lee y explica. Al rey parece que los versos le han convencido y que algo ha entendido …

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