Sigue la conversación entre la Liebre de Marzo y Alicia:
—Entonces debes decir lo que piensas—siguió la Liebre de Marzo.
—Ya lo hago —se apresuró a replicar Alicia-.
O al menos… al menos pienso lo que digo… Viene a ser lo mismo, ¿no?
—¿Lo mismo? ¡De ninguna manera! —dijo el Sombrerero-.
¡En tal caso, sería lo mismo decir «veo lo que como» que «como lo que veo»!
—¡Y sería lo mismo decir —añadió la Liebre de Marzo- «me gusta lo que tengo» que «tengo lo que me gusta»!
—¡Y sería lo mismo decir —añadió el Lirón, que parecía hablar en medio de sus sueños— «respiro cuando duermo» que «duermo cuando respiro»!
Ya nos hemos metido en otro juego de palabras. Y van …
Con Alicia es lo que pasa, que si no dices lo que piensas acabas pensando lo que dices. Y no sé qué es peor. El caso es que ahora tenemos que hacer frases y darlas la vuelta. Como a la tortilla. Hay a quienes les gusta más del revés y a otros, no. A otros les gusta sin girar, o girada pero luego vuelta otra vez a su sitio. ¿Pillas? N es lo mismo decir me gusta la tortilla del revés que decir me gusta el revés de la tortilla. (Está siempre algo más quemado).